8 claves para identificar a un envidioso


Hoy os hablaré de los 8 signos que presentan las personas envidiosas. Para ello empezaremos dejando claro qué es la envidia. Decimos que envidia es aquel sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene otro, sea en bienes,  cualidades superiores u otra clase de cosas. También, según la RAE, definimos envidia como tristeza o pesar del bien ajeno, o como deseo de algo que no se posee. 
Teniendo claro el significado, os invito a haceros la pregunta de “¿Cómo saber que me tienen envidia?”. Seguramente cada uno seáis capaces de responder a esta pregunta de forma muy distinta debido a que cada persona posee ya un patrón de acciones establecidas y aprendidas en torno a este sentimiento, dependiendo de nuestra experiencia vital.
Además, las señales de una persona afectada con esta emoción pueden ser muy sutiles. El truco es fijarnos en si se repiten con frecuencia en el tiempo. Entonces, será que el conocido en cuestión nos tiene envidia.
Pues bien, aquí van las 8 cualidades más significativas de una persona envidiosa:

  • Te estropea la ilusión. Te acaba de ocurrir un acontecimiento estupendo, y la persona en cuestión en cuanto se lo trasmites ilusionado se dedica a quitarle importancia e incluso menospreciarlo, con frases como:” ah! está bien….. pufff no es para tanto…”. Esto sucede porque el acto de quitar importancia a eventos/ cosas de nuestro alrededor hace que veamos nuestra realidad más gloriosa que la de nuestro amigo que le acaba de tocar la lotería.

  • Te critica en público. Uno de los rasgos más significativos de una persona que te tiene envidia es menospreciarte o realizar comentarios negativos de ti ante otras personas. No sabes a cuento de que vienen pero al recibirlos te sientes herido interiormente.

  • La celebración forzada. Le cuentas la gran noticia a tu amig@ y se pone extremadamente alegre, llegando a copiar todos tus gestos de alegría, expresiones….. pero notas que su sonrisa es poco natural y forzada. Te das cuenta en seguida que está fingiendo. ¿Por qué? para que su envidia pase inadvertida.

  • La ayuda fantasma. Tú amigo te dice que siempre va a estar a tu lado, tanto para lo bueno como para lo malo. Resulta que cuando más le necesitas para lograr “eso” que te va a hacer sentir feliz, él/ella desaparece con excusas. Te preguntas “entonces, ¿por qué me dijo que iba a ayudar en lo que yo necesitase?”.  Aunque te lo haya prometido, puede que no te ayude. La envidia es muy mala.

  • Te roba el mérito. Todo un clásico en estos puntos. Suponiendo que sí te ayuda, ante el resto de tus amigos él/ella suelta un “sin mí no lo habrías conseguido”.

  • Te desanima constantemente. Una amistad sana goza de empatía, apoyo y cuidado mutuo. Pues bien, en este punto la persona envidiosa tiene cada día algún “pero” o alguna frase que te quita las ganas de “todo”.

  • De repente desaparece de tu vida. Todo te está yendo genial en todos los sentidos, y de repente tu amigo desaparece de la faz de la tierra sin avisar. Comienzas a verlo mucho menos, aportando excusas con tal de no veros. Resulta que tu felicidad actual es un recordatorio de que su vida está inmersa en muchas frustraciones que prefiere no atreverse a trabajar y sacar adelante, decidiendo alejarse.

  • Critica a otros. Cuando tu amigo critica delante de ti a otras personas con las que tiene relación, seguramente también hable mal de ti. Pregúntate entonces: “¿Por qué tendría que ser yo una excepción?” y actúa al respecto.

¿Qué hacemos si en nuestro círculo tenemos un envidioso?

El primer consejo es emplear la empatía. Es muy bueno pararnos a reflexionar qué ha llevado a nuestro amigo a sentir esta emoción tan negativa que le está generando un gran daño emocional. Quizás estemos actuando de forma poco apropiada también con esa persona.
También es bueno tener en cuenta sus experiencias “negativas”, y si éstas le han podido llevar a actuar así. Si está pasando por un momento complicado, es normal que no reciba nuestras buenas noticias de forma tan efusiva…
Otro ejercicio recomendable en esta circunstancia es hablar con esa persona sobre lo que nos está generando incomodidad o daño. Llegar a un entendimiento es siempre lo mejor en una relación del tipo que sea. De hecho es mejor que suponer y directamente sentenciar a nuestro amigo.
La última opción es que si nos encontramos con él/ella a la defensiva, es bueno poner un poco de distancia y replantearnos la amistad. Puede darse el caso de que estemos ante una relación tóxica.

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