Aquí te dejo un breve cuestionario:
1) Nombra las 5 personas más ricas del planeta.
2) Nombra las últimas 5 ganadoras de Miss Mundo.
3) Nombra 10 personas que hayan ganado el Premio Nobel o Pulitzer.
4) Nombra a los 6 últimos actores o actrices que recibieron un Óscar.
5) Nombra a los últimos 10 ganadores del Mundial de fottball.
¿Cómo lo has hecho?
El punto es que ninguno de nosotros recuerda ese tipo de cosas.
No significa que esas personas no tengan mérito al alcanzar esos logros. Son los mejores en sus campos.
Pero los aplausos se mueren. Los premios se oxidan. Los logros se olvidan.
Los reconocimientos y certificados son enterrados con sus dueños.
Los reconocimientos y certificados son enterrados con sus dueños.
He aquí otra prueba. Veamos cómo lo haces
1) Nombra algunos profesores que te ayudaron en tu viaje a través de la escuela o la vida.
2) Nombra tres amigos que te hayan ayudado en tiempos difíciles.
3) Nombra cinco personas que te han enseñado algo que vale la pena.
4) Piensa en algunas personas que han hecho que te sientas apreciada y especial.
5) Piensa en cinco personas con quienes te gusta pasar el tiempo.
¿Ha sido más fácil?
De todo esto se extrae una lección: las personas que marcan la mayor diferencia en nuestras vidas no son las que tienen la mayoría de las credenciales, la mayor cantidad de dinero o la mayor cantidad de premios.
Ellas son, simplemente, las que logran la atención de la mayoría.
Los nombres que has respondido en las últimas 5 preguntas son las personas cuya relación se agradece. Pensar en esto nos ayuda a mantener nuestras prioridades en las relaciones. Olvídate de los ricos y famosos, de políticos, futbolistas, modelos y concéntrate en la gente que importa.
¿Has tenido alguna persona en tu vida que te haya marcado especialmente? ¿Por qué?
