Hay ocasiones en la vida en las que no se puede lograr lo que uno anhela. No me refiero a conseguir sueños o metas sino a aspectos más cotidianos. Quizá os apetezca hablar con una determinada persona y quizá ésta no quiera hablar con vosotros.
Debéis suprimir vuestro deseo puesto que no depende de vosotros el obtenerlo y no se puede obligar a nadie a hacer lo que no quiere. Sin embargo, os dejo una serie de recomendaciones que podéis aplicar para minimizar dichos impulsos:
1) Buscad alguna distracción que aparte de vuestra mente esos deseos. Tenéis que encontrar alguna actividad que os guste realmente y recurrid a ella en dichos momentos.
2) Debéis saber que ese estado negativo de ansiedad en el que os encontráis pasará y llegaran nuevos momentos satisfactorios. Sólo debéis aguantar el chaparrón sumergiéndote en ese hobby que tanto te gusta.
3) Es bueno contar con alguien de confianza para contar vuestras penas y glorias. Si no lo tenéis a mano siempre podéis recurrir a Dios.
4) Intentad manteneros firmes en vuestra posición y ser coherentes con lo que pensáis. No dejéis de ser nunca vosotros mismos para agradar a otras personas. Debéis aceptaros tal y como sóis; las demás personas deberán aceptaros con vuestras cosas buenas y vuestras cosas malas.