A lo largo de sus investigaciones, el experto en liderazgo y autor de best-sellers de psicología, Tim Elmore, ha identificado los errores típicos que cometen los padres de familia, programando de antemano a los niños para ser inseguros, limitando sus oportunidades de ser exitosos.
Upsocl recomienda a todos los padres, madres y a todos aquellos que desean serlo tener en cuenta los siguientes errores para no cometerlos con sus propios hijos:
1. No permitir a los hijos tomar riesgos
Vivimos en un mundo lleno de peligros a cada paso. El lema “la seguridad ante todo“ refuerza nuestro miedo a perder a nuestros hijos y por eso los rodeamos de cuidados en todo aspecto. Psicólogos europeos descubrieron que si los niños no juegan en la calle, si nunca se han caido y raspado las rodillas, es de esperar que en la vida adulta sufran de fobias.
Los niños deben caerse varias veces para entender que eso es algo normal. Los adolescentes deben tener conflictos con sus compañeros y vivir el primer amor para adquirir estabilidad emocional, sin la que es imposible entablar relaciones interpersonales de calidad y larga duración en el futuro.
Eliminar el riesgo en la vida de los niños puede dar origen a la arrogancia, la insolencia y la baja autoestima en su adultez.
2. Correr en su ayuda demasiado pronto
La generación de jovenes de hoy no desarrolló algunas habilidades que eran inherentes en los niños de hace 30 años. Cuando corremos a ayudar a nuestros hijos demasiado pronto y los rodeamos de ”cuidado“ excesivo, les quitamos la posibilidad de buscar por si mismos la salida de las situaciones dificiles.
Tarde o temprano los niños se acostumbran a que alguien los salve: “Si yo cometo un error o no cumplo mi meta los adultos lo arreglarán y no habrá consecuencias”. Aunque en el mundo real de los adultos las cosas pasan de una manera completamente diferente.
Si eso ocurre, tus hijos podrían no ser aptos para la vida adulta.
3. Entusiasmarse muy pronto
El movimiento para la mejora en la autoestima empezó ya en la generación de los así llamados Baby-Boomers (aquellos nacidos entre 1946 y 1964) y para los años 80 estaba en auge en las escuelas. La regla de “Cada niño recibe su trofeo“ le permite al niño sentirse especial, pero las investigaciones de psicólogos modernos muestran que ese método de estimulación tiene consecuencias imprevistas.
Al cabo de algún tiempo el niño se da cuenta que las únicas personas que piensan que él es fabuloso son mamá y papá, pero no los demás y comienza a dudar de la objetividad de los padres. Por supuesto que le gusta escuchar elogios pero entiende que a fin de cuentas no tienen nada que ver con la realidad.
Con el tiempo, un niño así aprende a hacer trampa, exagerar y mentir para eludir alguna verdad incomoda, por eso no estará preparado para afrontar las dificultades en su vida de manera adecuada.
4. Permitir que la sensación de culpa reemplace el buen comportamiento
Tu hijo no necesariamente debe amarte cada minuto. En su vida él o ella tendrá que superar muchas adversidades, y el ser mimado puede impedirle hacerlo; por eso no hay nada de malo en decirle ”no” y “ahora no” para que aprenda a luchar por lo que quiere y lo que necesita. Si en la familia hay varios niños con mucha frecuencia los padres piensan que no es justo premiar a uno y no a los demás, Pero premiarlos a todos siempre es imposible, adicionalmente al hacerlo perdemos la oportunidad de mostrarles que las recompensas son el fruto del esfuerzo y las buenas acciones.
Piénsalo dos veces antes de premiar a los niños con regalos y paseos al centro comercial. Si la relación con tus hijos está basada únicamente en estímulos materiales, ellos no van a sentir ninguna motivación interna ni amor incondicional.
5. No contarles a los hijos los errores de nuestro pasado
Llegará el día en que el adolescente normal querrá “abrir sus alas”, cometer sus propios errores; y el adulto deberá permitirle hacer eso. Eso no significa no orientar a los hijos en situaciones y cosas que desconocen. Cuéntales a tus hijos qué errores cometiste cuando tenías su edad, pero evita las exageraciones con respecto a temas como el tabaquismo, el alcohol y los narcóticos. Aunque parezca mentira, eso hace que tu mensaje sea más contundente que un sermón constante. Los hijos deben estar preparados para enfrentar situaciones desagradables y ser responsables de sus actos.
Cuéntales qué sentías cuando tú mismo te enfrentaste a situaciones parecidas, cómo reaccionaste y qué aprendiste de eso.
6. Confundir intelecto con madurez
El intelecto es usado con mucha frecuencia como medida de madurez en un niño y como resultado, los padres suponen que su hijo o hija está preparado para el mundo real. Eso no es así. Algunos deportistas profesionales, y jóvenes estrellas de Hollywood poseen un gran talento pero aún así son centro de escándalos públicos. No pienses que tu hijo tiene talento para todo.
No existe la ”edad mágica de la madurez” o un manual acerca de cuándo es un buen momento para dar al niño libertad en esto o lo otro.
Pero hay una regla muy buena: Observa a otros niños de la misma edad de tu hijo. Si te das cuenta que ellos son más autónomos, significa que tú puedes ser quien esté frenando el desarrollo de su independencia.
7. No aplicar lo que se predica
Como padre o madre debes llevar un estilo de vida modelo: una vida tal como el que quieres para tus hijos. En este momento el líder de la familia eres tú, un ejemplo a seguir, por eso debes respetar las normas de convivencia y de comportamiento. Cuida tus actos, incluso los más pequeños porque tus hijos te están observando.
Si no actúas de acuerdo a las normas tus hijos van a saber que no tiene nada de malo si ellos hacen lo mismo. Muestra a tus niños qué significa ser íntegro, e inculca en ellos el ayudar a los demás: ayuda tú mismo a los demás. Deja los lugares mejor que como los encontraste, y tus hijos harán lo mismo; saluda al llegar y despídete al salir y tus hijos lo repetirán.