Por Maytte Sepúlveda
La mayor resistencia a vencer cuando pensamos en conseguir nuestros objetivos, metas y sueños personales se encuentra en el interior de cada uno de nosotros y depende de la calidad de los pensamientos y de la actitud con la que afrontemos el reto.
Nuestros pensamientos optimistas nos impulsan y nos inspiran a conseguirlos, fortaleciendo nuestra estima, confianza y entusiasmo. Mientras que los pesimistas nos paralizan, debilitando la confianza, la voluntad y la determinación que necesitamos para lograrlos, sembrando en nosotros temor, inseguridad, duda y confusión.
Cuántas veces, a punto de iniciar un trabajo o un proyecto, a punto de generar un cambio, de tomar una decisión o de simplemente dar los pasos que sabemos necesitamos dar para conseguir un propósito, nos detenemos con la excusa de darle una última mirada de análisis al plan que hemos elaborado para, solo unos minutos o unas horas más tarde, tomar la decisión de pararlo todo, porque en el fondo no nos sentimos capaces, seguros o preparados para hacerlo...
Cuántas veces le damos vueltas en la cabeza a una situación que no tiene otra salida que asumir la responsabilidad de afrontarla y resolverla con valor y determinación, buscando secretamente que no tengamos que hacerlo porque, en el último momento, aparezca una solución mágica que nos evite tener que hacernos cargo.
Cuántas veces permanecemos en la penumbra de la incertidumbre, sintiéndonos víctimas de otros, inclusive de la vida, preguntándonos por qué nosotros, sin darnos cuenta de que, en realidad, salir de ahí, ya sea aceptando lo sucedido para encontrarle el lado positivo que nos permita asumirlo y vivirlo con serenidad o sintiéndonos dispuestos a tomar las acciones necesarias para resolverlo de la mejor manera, depende de nosotros...
Lo importante es comprender que haciéndonos preguntas sinceras podremos obtener respuestas esclarecedoras que nos ayuden a ver el camino a seguir.
Aclaremos la mente, serenemos las emociones y luego revisemos nuestras metas, sueños y propósitos para ajustarlos. Reunamos voluntad, disciplina y motivación y busquemos las herramientas y los recursos que necesitamos para conseguirlos, dispuestos a realizar el trabajo necesario para perseverar en nuestro empeño.
No permitamos que nada ni nadie nos distraiga de nuestro propósito. No miremos hacia afuera, buscando los posibles obstáculos que se nos puedan presentar... Miremos hacia adentro para conectarnos con nuestros anhelos, deseos y sueños, de manera que ganemos la inspiración, la confianza y la fortaleza que nos permita proyectar a través de una actitud y una visión optimista y positiva, todo un mundo de posibilidades.