“La puerta de la felicidad se abre hacia dentro, hay que retirarse un poco para abrirla: si uno la empuja, la cierra cada vez más.”Sören Aabye Kierkegaard
Imagina una pequeña islita en la que sus habitantes se sienten tan saludables y felices,se jubilan a los 80 años. Un lugar en el que el cáncer y las enfermedades del corazónprácticamente se desconocen y en al que llegar rondando a los 100 años sanos y felices es algo habitual. Pues esa isla existe, es la isla de Okinawa en el sur de Japón. Imagina mientras escuchas esta canción… (https://youtu.be/MzVr85QmzwQ)
Un estudio llevado a cabo por un grupo de científicos y publicado en el libro “The Okinawa Program” escrito por Mokoto Suzuki y Bradley Willcox nos revela todos sus secretos. Os hacemos un resumen y os proponemos una pequeña utopía.
Okinawa, una pequeña isla al sur de Japón es el lugar de la tierra donde habitan las personas más longevas del planeta. De hecho, el récord guiness a la persona más mayor del mundo lo ostenta Jiroemon Kimura que murió en el 2013 con 113 años y ahora ha cogido el trono su sucesora -Misao Okawa- con 115 años.
¿Cuál es su secreto? ¿Por qué viven tanto tiempo?
A veces en lo más sencillo radican las grandes respuestas: una alimentación sana, comer pequeñas cantidades, comer mucha fruta y verdura, tomar cada día unas tazas de té verde, hacer ejercicio y ser optimista, no complicarse demasiado la vida, una siesta, como transporte sus propios pies o la bicicleta, trabajos en los que tengan que usar un poquito de fuerza física y crear vínculos cercanos y sinceros con los vecinos…
Más que suficiente para que estos japoneses vivan tanto tiempo y sin enfermedades.
Los occidentales tenemos una habilidad especial para complicarnos la vida; para desconfiar de los demás en cada momento y cruzar un “hola” y si somos educados un “buenos días” y por compromiso con nuestros vecinos porque… “éste lo cuenta todo”, “éste no es trigo limpio” “éste”… y si todos pensamos mal de todos.
¿Quién es el “bueno”? pues no nos salvamos ninguno, tampoco nosotros.
Está comprobado que el estrés continuo hace que disminuya nuestra concentración, nuestra memoria, nuestro apetito sexual y que nuestro metabolismo se ralentice, lo que hace que engordemos con más facilidad. Estos japoneses se mantienen sanos,delgados y felices durante toda su vida.
En contra hay que decir que la población joven de la isla está empezando a adquirir losmalos hábitos occidentales y americanos, una de las bases americanas más grandes de Japón se encuentra allí.
¿Por qué no hacemos una pequeña utopía y aunque no lleguemos al estilo de los simpáticos nonagenarios de Okinawa, al menos hacemos pequeños gestos?. ¿Por qué no ponemos una sonrisa en la cola del supermercado, cruzamos unas palabras amables y limpias con nuestros vecinos, hacemos un pequeño favor sin esperar nada a cambio por el placer de sentir que estamos ayudando a alguien?
“Vivir para los demás no es solamente una ley de deber, sino también una ley de felicidad.”
Auguste Comte
¿Por qué no medimos un poquito nuestras palabras para no herir los sentimientos de nadie gratuitamente? ¿Por qué no ponemos un granito de arena, aunque solo sea un granito y empezamos por cuidarnos y querernos a nosotros mismos poniendo atención a lo que comemos, a cómo vivimos y después continuamos ofreciendo algo bueno a los demás, que por otra parte nos va a reportar bienestar?
Los habitantes de Okinawa tienen el secreto para ser felices, el secreto no es tan complicado… ¿lo intentamos?