No podemos dejar entrar en nuestra vida a todo el mundo.
A menudo solemos alejar a las personas. No es que tengamos nada en contra de ellas, simplemente lo hacemos porque tenemos miedo. Es una protección natural que nos hacemos para evitar sufrir. Nos protegemos de que la gente entre en nuestras vidas para, luego, terminar saliendo de ellas. Nos protegemos de acercarnos a alguien que pueda hacernos sentir vulnerables. Y ¿sabes qué? Eso está bien
Alejamos a las personas porque queremos llegar a conocerlos bien. Porque sabemos lo significativo que es entregar tu corazón a alguien, y no sabemos dárselo a cualquiera. Ni sabemos ni queremos. No queremos porque estamos cansados de que nos dañen. Así que decidimos alejarlos. Y esa no es una decisión fácil.
Está bien alejarse de la gente para ver hasta qué punto son capaces de luchar por ti. Permíteme explicarme, aquellos que realmente te quieran, las personas más importantes de tu vida, se quedarán contigo incluso si tú no se lo quieres permitir. Esperarán pacientes a que abras tu corazón, a que estés dispuesto a compartir tu vida con ellos. No importa cuánto tiempo tardes. Estarán ahí para ti.
Alejarte de las personas está bien porque tenemos la libertad de escoger si queremos ser parte de la vida de otras personas o no. Porque no podemos dejar entrar en nuestra vida a todo el mundo. Así que está bien que escojas con sabiduría y te protejas a ti mismo de posibles personas tóxicas.
Y cuando llegue el momento en el que bajes tus defensas, ten por seguro que estarán esperándote con los brazos abiertos.