Hay que sembrar para cosechar


Lamentablemente, parece que el dicho de “nada es gratis en la vida” es verdad.
Y cuando leemos las enseñanzas de “El Secreto“, nos damos cuenta que atraemos lo que somos. Y más de una vez he escrito en este blog, que si no tengo amor, pues no puedo dar amor.
En días pasados, hubo cambios  gerenciales en el lugar donde trabajo. Hubo rotación y en su lugar fue nombrado a otra persona, proveniente de otra ciudad del país.
Y  se veía a la gran cantidad de empleados tristes por su partida. Porque como le dije a mi ex-jefe, normalmente las gestiones que llevamos a cabo como Gerentes están marcadas por aciertos y desaciertos, pero su gestión fue marcada por su sencillez y calidad humana.  Y es eso lo que la gente recuerda.
Por otro lado, vientos de cambio al nivel inmediato más bajo soplaban. Y daba tristeza el ver cómo la misma gente que lamentaba la partida del jefe, se alegraban por los cambios gerenciales en los niveles medios.
No podemos atornillarnos a los cargos, ni pensar que vamos a ocuparlos por toda la eternidad. Debemos utilizar nuestros medios para hacer el bien, sin mirar a quien, y lograr convertirnos en líderes.
Pero si usamos los cargos para satisfacer apetencias personales y hacer daño a las personas que dependen de nosotros, pues ellas mismas harán fiesta al saber que nos vamos.
Debo reconocer las cualidades de liderazgo de mi ex-jefe, pero también debo reconocer la total ausencia de liderazgo de quienes lo secundaban.
Suerte y éxito en el nuevo destino que la vida le depara!
Por eso se debe sembrar para cosechar, como lo señalaré con más detalle en el post de mañana.
Luis Castellanos

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