El auto-castigo no sirve de nada. Ese enfado irracional con uno mismo, esa manera de tratarse con desprecio cada vez que se siente vergüenza o falta de control o cada vez que se fracasa o se experimenta el rechazo de los demás, es inútil, y no es sano.
El auto-castigo implica también auto-lesiones, insultos a uno mismo, aislamiento y sentirse indigno de los demás. Pero con eso tampoco arreglamos nada.
Puede que lo sepas, pero aún así no sabes qué hacer para dejar castigarte a ti mismo,cómo salir de ese círculo de auto-ataque destructivo para encaminarte hacia un patrón constructivo de conducta.
¿Por qué es tan difícil dejar de castigarse?
El auto-castigo es tan persistente porque es una defensa contra el dolor de la vida. Y la vida está llena de dolor.
Todos tenemos necesidades fuertes de conectar con otros, de ser aceptados, de alcanzar el éxito y la aprobación. Pero nos enfrentamos a la realidad de que, a veces, los demás nos rechazan, se decepcionan con nosotros y ponen sus necesidades por delante de las nuestras. Las personas que amamos sufren y mueren, y nuestros sueños no siempre se hacen realidad.
Cuando sentimos este dolor sacamos energía porque estamos dispuestos a hacer algo al respecto. Esta energía puede ser experimentada internamente en forma de ira o rabia. Esto nos motiva para buscar la paz interior y superar el dolor, nos impulsa a salir y volver a intentar conseguir lo que queremos o necesitamos.
Sin embargo, cuando somos una y otra vez derribados, ignorados, despreciados o atacados por tratar de satisfacer nuestras necesidades, puede aparecer la necesidad del auto-castigo. Lo mismo puede ocurrir si descuidamos la búsqueda de esa paz parasuperar el dolor.
Esto provoca que la persona pueda sentirse insegura o inútil, y coge esa rabia y esa ira y la vuelve contra sí mismo. En ese momento, se empieza a pensar en uno mismo como la causa del problema. La culpa hace que se rechace a sí mismo y que sienta la necesidad de castigarse.
¿Por qué el auto-castigo no sirve de nada?
Esos auto-ataques no son vistos como una amenaza, sino como una forma de esperanza que espera que mediante el dolor se mitigue el problema. Pero esos castigos no solucionan nada, y te dejan abatido y aislado.
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