1. El silencio no es incómodo
De hecho, pueden pasar días enteros juntas e intercambiar una cantidad de palabras que se pueden contar con los dedos de las manos. Esto, porque solo la compañía es necesaria para que se mantengan felices todo el día.
2. Se conocen absolutamente todos los gustos culinarios de la otra
Saben exactamente qué es lo que la otra quiere cuando van a comer, de hecho perfectamente podrían ordenar para su amiga y elegir la opción correcta.
En el caso de que alguna decida ponerse loca y atreverse a pedir algo diferente a lo usual, la otra le advierte diciéndole: “eso no te va a gustar, no te quejes después”. Efectivamente termina siendo así y luego viene un “te lo dije”.
3. Ambas son suficientes
Se acompañan en todo, por lo que no necesitan mucho más que la presencia de la otra para ser felices. No es necesaria una noche lujosa y espectacular para que pasen un buen momento, ambas se conforman con hacer lo mismo de siempre.
4. No necesitan palabras para hablar
Ni siquiera señas. Ambas pueden reconocer a la lejanía cuando la otra no está de buen humor o cuando le cayó mal el comentario de alguien. También saben los temas tabúes de la otra así que cuando escuchan que se empezará a hablar de algo que a la otra le molesta, hacen de todo para evitarlo.
5. Las historias son excesivamente repetidas
Ambas saben el 100% de las historias de la otra, así que cada vez que tratan de contar algo que creen nuevo, se dan cuenta a mitad de camino que a) esa anécdota ya la habían contado o b) recuerdan que su mejor amiga también estuvo ahí (siempre).
6. Se defienden hasta la muerte
No importa si la otra tiene la real culpa de algo que pasó, frente al resto siempre se defenderán, y más tarde en privado, se dirán algo si lo que hicieron estuvo mal.
7. Cada una es la doctora de la otra
“María, son las 5 de la tarde y no te he visto tomarte tu remedio para la alergia”. Frases como esas usualmente salen de sus bocas, porque ambas están completamente consciente de las afecciones de la otra, y saben exactamente qué es lo que toman, a qué hora, y en qué dosis.
8. Se han visto en sus peores situaciones
Es tanta la confianza, que realmente no les importa que su amiga las vea en pijama, sin ducharse por dos días, muy olorosa o en el baño.
9. Hablan de los temas más ridículos
Son tantos los momentos que pasan juntas que han terminado hablando de cosas excesivamente tontas como por ejemplo qué harían si un meteorito acabara con el mundo y solo quedasen ustedes dos.
10. Se aceptan tal y como son
Se conocen demasiado, y eso ha hecho que ambas sepan qué es lo mejor y lo peor de la otra, por lo que usualmente se ven explicándole a personas que no conocen actitudes extrañas de la otra, argumentando con un “perdónala, siempre lo hace, terminarás acostumbrándote”.
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