Al llegar a fin de año, se celebran muchas fiestas que involucran alimentos de origen exótico.
Debido a ello, no es extraño que muchas personas, especialmente niños, manifiesten algún síntoma de alergia alimentaria.
Es importante observar que, aunque todos los alimentos pueden ser potencialmente sensibilizantes, es decir, susceptibles de causar alergias, la mayor parte de los personas reaccionan sólo a unos cuantos.
Los frutos secos, muy comunes en Navidad y Año Nuevo, pueden desarollar alergias con relativa facilidad al igual que otros alimentos propios de la época.
¿Qué es, en realidad, una alergia alimentaria?
Se considera reacción adversa a un alimento cualquier respuesta clínicamente anormal que se puede atribuir a la ingestión, contacto o inhalación de un alimento o de sus derivados, o de un aditivo contenido en el mismo, el cual es bien tolerado por la mayoría de las personas.
La Academia Europea de Alergología e Inmunología Clínica clasifica estas reacciones en dos grandes grupos: las reacciones tóxicas, que pueden afectar a cualquier individuo, y las no tóxicas, que sólo afectarían a algunos individuos predispuestos. Estas últimas pueden subdividirse a su vez en otros dos grupos: la alergia alimentaria, que está mediada por un mecanismo inmunológico, y la intolerancia alimentaria, que no está mediada por la respuesta inmune. Las reacciones tóxicas dependen de las dosis: serán mayores cuanto más alimento se consuma, cosa que no ocurre con las alérgicas.
Además, las tóxicas se pueden producir en todo individuo que consuma el alimento en cuestión y en cantidad suficiente, hecho que no ocurre en las alergias e intolerancias alimentarias, que se producen sólo en individuos predispuestos.
Cada alimento contiene un gran número de sustancias con capacidad alergénica, si bien suele haber uno o varios mayores, es decir, más importantes y responsables con mayor frecuencia, y otros secundarios o menores. Unos son característicos de un alimento y otros pueden ser compartidos por especies de la misma o próxima familia o bien familias alimentarias muy distintas.
Síntomas
La sintomatología más frecuente es la cutánea, fundamentalmente urticaria y angioede-ma (inflamación vascular). Además, puede haber síntomas digestivos tales como rechazo al alimento, náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea, que se presentan de forma aislada o combinados, y cuya aparición suele ser brusca.
También es frecuente el llamado «síndrome de alergia oral», que se caracteriza por enrojecimiento alrededor de la boca, picor oral o faríngeo, que surge tras la ingesta de ciertos alimentos como frutas frescas y otros vegetales crudos.
Cuando se produce en personas muy sensibilizados la sintomatología típica es dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, dificultad respiratoria, cianosis (piel azulada o amoratada), dolor torácico, urticaria, angioedema, arritmia, hipotensión y shock, y constituye una urgencia vital.
Remedios caseros para las alergias alimentarias
Remedio para las alergias alimentarias #1: Consumir 1 cucharadita de semillas de lino al día o 1 cucharada de aceite de semillas añadido a las ensaladas u otros platos) para alergias
Remedio para las alergias alimentarias #2: Una infusión de hojas de tilo
Remedio para las alergias alimentarias #3: Añadir un diente de ajo machacado en la comida
Remedio para las alergias alimentarias #4: Realiar un jugo con hojas y tallos semifrescos de celidonia y tomar este jugo a diario.
Recomendaciones
Resulta eficaz la dieta de eliminación
Leer las etiquetas de los productos que se adquieren en el supermercado para saber si contiene algún ingrediente que puede causar alergias alimentarias.
En los casos graves hay que administrar adrenalina y otras medidas de reanimación.
