Los dolores de estómagos son uno de los dolores más frecuentes junto con los de cabeza.
Sin embargo, muchas personas cuando lo sienten de inmediato piensan que están sufriendo de una úlcera estomacal. Es importante observar que los dolores de estómago o dispepsia pueden deberse a diferentes razones siendo una de ellas las úlceras.
Sin embargo, surgen las siguientes preguntas: ¿Cómo podemos diferenciarlo? ¿Cómo saber cuándo es dolor de estómago normal y cuando se trata de una úlcera? A continuación se explica más al respecto.
¿Duele como un retortijón o quema?
Es lo primero que se suele preguntar a una persona que acude a la consulta con molestias en la zona abdominal alta: ¿el dolor lo definiría como quemazón o como una molestia que viene, va aumentando de intensidad en pocos segundos, y acaba marchando por sí sola?
Al primero de los dolores, el que quema, lo definimos como pirosis, y encaja perfectamente con la sospecha de algún trastorno en el equilibrio de los ácidos gástricos (úlcera incluida). Afortunadamente, solo supone uno de cada cuatro casos de dispepsia.
El segundo de los dolores suele deberse a un cólico y únicamente indica la presencia de alguna alteración en la movilidad de la zona intestinal (intestino delgado, vía biliar, colon…) que provoca una especie de retortijón y que es pasajero.
¿La molestia mejora cuando se come algo?
Para asegurarnos de que es una úlcera la molestia tiene que originarse justo en el estómago y para ello es clave saber si el dolor mejora al comer, aunque sea de forma leve.
El motivo es que, en ese caso, el alimento tapona el pH ácido característico del jugo gástrico y disminuye, por tanto, su capacidad agresiva. Aunque esto ayuda a identificar si se trata de una úlcera, hay que tener en cuenta que no todos los dolores que se originan en el estómago y que mejoran al comer se deben a ella.
¿Ha provocado algún tipo de sangrado?
Si la persona asegura que la molestia se localiza en la zona central o alta del abdomen, mejora al comer y es un dolor tipo quemazón (pirosis), el médico tiene ya indicios para sospechar que se trata de una úlcera. La siguiente pregunta sería:
Ha vomitado? Y si lo ha hecho, ¿ha salido sangre con el vómito? O bien, ¿ha tenido heces negras, como alquitrán, que se enganchan a la pared del inodoro? Si la respuesta a alguna de las dos preguntas es afirmativa, la molestia se convierte en urgencia vital, puesto que hemos de suponer que la persona presenta una herida (o úlcera) sangrante.
Además del sangrado por úlcera, que se considera una emergencia, si las molestias se asocian a pérdida de peso o de apetito, si cuesta tragar, se empieza extrañamente a rechazar la ingesta de carne o se tienen antecedentes familiares de cáncer de estómago o esófago, hay que acudir también al médico para descartar la existencia de un tumor.
Antiobióticos no siempre
Una vez el médico tiene la sospecha de que se trata de una úlcera, la única forma de saber el tamaño de la lesión o las posibilidades de tratamiento es observarla con una endoscopia digestiva. En cuanto a la necesidad de recetar o no antibiótico para eliminar la Helicobacter pylori, la bacteria que suele provocar la úlcera, hay muchas dudas al respecto.
De hecho, hasta un 50% de la población mundial la tiene en su estómago y no sufre síntomas. Así pues, solo se plantea su eliminación con antibióticos si se comprueba, con un test de aliento o una biopsia, que el dolor tiene un origen ácido (hay un desequilibrio entre el jugo gástrico y la barrera mucosa gástrica).
¿Antiácidos? Solo si están indicados
El consumo de Omeprazol (es el antiácido más habitual pero hay otros similares) en nuestro país es excesivo y no siempre está justificada su prescripción.
Solo las personas con antecedentes de úlcera gas-troduodenal, cáncer gástrico, o bien aquellas que consumen antünflamatorios de forma crónica porque los necesitan (sufren enfermedades como la artritis reumatoide u otras variantes reumáticas), deberían tomar un protector gástrico de forma habitual. El simple hecho de tener que tomar un antiinflamatorio unos días no justifica que se tome junto a un protector.