Método sencillo para evitar ataque de pánico en menos de 1 min compartilo!!

El ataque de pánico lo experimentan muchas personas mayores de 18 años. Se trata de un temor que aparece repentinamente y muy intenso, puede ocurrir una vez y puede volver a ocurrir.

Estos ataques, son bastantes comunes en nuestra sociedad, donde la ansiedad y estrés se manifiestan a través del organismo, esta crisis se puede tratar y no hay que preocuparse.
Es una muy buena opción recurrir a remedios caseros y naturales para así poder calmar este trastorno tan recurrente.

Eso sí es muy indispensable que este problema se trate de raíz, ya que no se soluciona solamente con hierbas si no que hay que trabajarlo desde su interior. Hay que tener en cuenta, que son importantes los hábitos y la alimentación para solucionarlo.

Consejos y Remedios naturales para la crisis de pánico:

Evitar el alcohol, cafeína y otras clases de droga.

Se debe comer sano.

Se debe hacer deporte.

Hacer ejercicio físico.

Buscar nuevas actividades.

Distraer la mente.

Hacer ejercicios de relajación, como yoga etc.

Te presentamos cuatro pasos para evitar una crisis de pánico:

1° Hacer respiraciones hondas, lentas y completas, esto relajará el cuerpo y evitara el exceso de adrenalina.

2° Parar los pensamientos negativos y gritar. ¡¡ ALTO!! En forma muy fuerte dentro de la cabeza, esta palabra interrumpe el mensaje que el cerebro manda a las glándulas suprarrenales.

3° Usar frases tranquilizadoras, es decir frases positivas que contrarreste el pensamiento negativo, por ejemplo: estoy bien, todo está bien, he superado esto muchas veces y puedo hacerlo de nuevo.

Hacer una lista de frases tranquilizadoras, que se pueda leer cada vez que se esté frente a un ataque de pánico.

4° Identificar que emoción se está sintiendo y encontrar la razón por la cual se siente.
Los ataques de pánico casi siempre son causados por miedo.

Remedios naturales para ésta crisis:

Tomar vitaminas del complejo B o alimentos que la contenga.

Valeriana.

Salvia.

Pasionaria.

Melisa.

Romero.

Hojas de naranjo.

Avena.

Aceites como los de lavanda y manzanilla.

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