Y esto significa nada de gaseosas, nada de cereales con azúcar, nada de pasteles, tortas, yogurts, etc…
Podría parecer una meta difícil, pero Sacha Harland, miembro del equipo de la página web “Lifehunters”, ha llevado el reto a otro nivel. Además de decidir deshacerse del azúcar, dejó de lado el alcohol, las comidas con sabores y colores artificiales, y comida chatarra.
El ha dejado constancia de su viaje físico y mental en un video que te enseñamos más abajo.
Después de tener un examen físico antes de embarcarse en el experimento, resultó que estaba bastante sano, a pesar de tener el colesterol alto.
Mientras tanto, otro de los miembros del equipo de Lifehunters iba a por toda la comida que encontrara en la casa de Harland. Desde el té helado a la salsa teriyaki, todo tenía azúcar añadida. “Así que no se de qué vas a vivir Sacha, pero buena suerte!”, dice este miembro del equipo.
El amigo de Harland no es el único en notar la cantidad de azúcar que hay en la comida procesada. Una encuesta reciente del Reino Unido encontró que el 75% de la gente está buscando activamente productos con menos azúcar, y un 85% lee las etiquetas para evitar cosas dulces. El 30% dijo que quiere evitar problemas de salud relacionados con el consumo de grandes cantidades de azúcar, como la diabetes, problemas de presión sanguínea y la obesidad.
Después de 4 días Sacha comienza a sentirse fatigado y constantemente hambriento, ansiando comer algo con azúcar. Y no le ayuda mucho que se encuentre rodeado de advertencias tentadoras, fácilmente disponibles como gaseosas y otro tipo de comida chatarra.
Durante una escena, el amigo ordena pizza mientras Sacha mastica una y mil veces su ensalada, y en otra, el está sentado fuera de un local de hamburguesas, luchando con la tentación de entrar.
Lo irónico es que Harland y su amigo “trolearon” a los asistentes de una Convención de Comida Orgánica en Holanda, dándoles comida de McDonald’s cortada en tamaños de canapé. El par de bromistas jóvenes le preguntaban a las personas si les gustaba el sabor de estos canapés de McNuggets y Big Macs.
Prontamente, Harland se dio cuenta de que sus papilas gustativas habían sido entrenadas durante su vida para ansiar “comidas” cargadas de sal y de azúcar.
Para el final del día 30, ya no quiere comer más alimentos endulzados, ha perdido un poco de peso y también le ha bajado el colesterol.
TE RECOMENDAMOS VISITAR LA FUENTE: VIDA NATURAL