La investigación ha demostrado que el estado que se alcanza mediante la hipnosis facilita algunas cosas, porque permite pasar de la alteración fisiológica a la tranquilidad.
Las imágenes mentales se vuelven vívidas, casi reales. Cuando una imagen mental intensa se refiere al propio cuerpo, hace que los músculos se preparen para realizar el movimiento imaginado, es decir, que se contraigan o que se relajen.
También pueden cambiar las percepciones, por ejemplo la sensación de dolor, imaginando frescor o entumecimiento en la parte afectada. Las venas pueden contraerse o dilatarse si uno se imagina que se llenan como cámaras de gas o se secan como ríos.
Estas alteraciones fisiológicas van acompañadas de procesos cuyo resultados que se conocen, aunque se desconoce por qué se producen. Entre ellos se encuentran heridas que cicatrizan más rápidamente, verrugas que desaparecen, procesos inflamatorios o molestias psicosomáticas que se reducen; se dilatan los bronquios de las personas asmáticas o se eliminan reacciones alérgicas.
Hipnosis: una solución al estrés.
Muchos de estos fenómenos pueden ser consecuencia de una reducción del estrés. El estrés produce, entre otras cosas, cambios hormonales que tienen numerosas consecuencias para la salud.
Si estás pasando por un momento duro en la vida o tienes problemas de salud la autohipnosis puede ser un remedio a estas situaciones.