Todos necesitamos un respiro en la vida, para poder eliminar todo el estrés que nos invade a diario. Para conseguirlo, muchas familias deciden pasarse una tarde agradable en la piscina o la playa.
Estas son actividades muy normales, que seguro nosotros mismos hemos realizado alguna vez. Hacerlo es perfecto para tomar un descanso de la rutina, y permitir que los niños se diviertan.
Sin embargo, como padres, debemos estar muy atentos con nuestros hijos. Todos sabemos que nadie escapa del peligro, y la actividad más común, puede ponernos en riesgo. Es por eso que los padres deben enseñar a sus hijos a mantenerse alejados del peligro. Pero más que eso, deben enseñarles a actuar en caso de emergencias. Si ellos saben qué hacer, pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Ya hemos escuchado muchas historias de tragedias relacionadas con actividades cotidianas. En la mayoría de ellas, todo marcha de lo mejor, pero de pronto, la situación cambia radicalmente. Eso fue lo que le sucedió a la familia de los Jackson. Ellos pasaban un momento agradable con toda la familia, pero el peligro se encontraba al asecho.
DISFRUTABAN DE UN RATO EN FAMILIA EN LA PISCINA
La familia había llegado a casa luego de un largo día disfrutando en la piscina. Como era de esperarse, todos llegaron muy cansados, pues realizaron muchas actividades. Pero los niños más que todo, llegaron muertos del cansancio por haber brincado y saltado tanto. Tan cansado estaba Johnny, uno de los niños, que le pidió a su madre que lo llevara a dormir.
La madre, extrañada por la petición de su hijo, accedió a acostarlo, pues pensó que estaba muy cansado. Entonces lo llevó a su habitación y lo acostó en su cama, para que durmiera. Al poco tiempo volvió a la habitación de Johnny, para monitorearlo. Sin embargo, al abrir la puesta, se llevó la sorpresa de su vida y entró en pánico.
Cuando vio a su hijo, notó que tenía la boca llena de espuma en la boca y no podía respirar muy bien. Corriendo, los Jackson transportaron a su hijo al hospital más cercano, donde lo atendieron. Ambos estaban pasmados por lo que estaba sucediéndole a su pequeño. Simplemente habían disfrutado de un día en la piscina y todo iba bien, hasta ese momento. Ahora estaban en una sala de emergencias con su hijo convulsionando sin ninguna razón aparente.
Después de examinar al niño, los médicos encontraron la causa de las convulsiones. Entonces les informaron a los padres que se trataba de un “Ahogamiento Secundario”. Como los padres no entendían lo que les decía, el doctor procedió a explicarles. Les dijo que esto ocurre cuando se traga mucha agua, pero las consecuencias no se sufren inmediatamente.
UN ASESINO SILENCIOSO
El ahogamiento secundario sigue los mismos principios que el ahogamiento convencional. La única diferencia es que las consecuencias no se sufren inmediatamente. Este dificulta el transporte de oxígeno a las distintas partes del cuerpo, por lo que se dificulta respirar. Pero lo peligroso de esto, es que todo puede parecer estar bien y, tiempo después surgen los daños.
Esta es una poderosa razón por la que los padres debemos estar muy atentos a nuestros hijos. Si los Jackson no hubieran monitoreado a su hijo, posiblemente había amanecido muerto al día siguiente. Lamentablemente, los doctores no pudieron hacer nada por él, y murió. Aunque este fenómeno puede ocurrirle tanto a adultos como a niños, estos últimos son los más frecuentes. Por eso, luego de un pasadía en la playa o la piscina, vigila muy bien a tus hijos.
Algo que podemos hacer para evitar que eso nos suceda, es estar atento a ciertos comportamientos. Cuando padecemos de ahogamiento secundario, seguimos ciertos comportamientos que podemos identificar. Algunos síntomas son cansancio excesivo después del baño, dificultad para respirar y cambios de ánimo y comportamiento sin razón aparente.
Ahora que ya lo sabes, mantente al tanto de tus hijos para que no ocurra una desgracia. Si notas algunos de los síntomas antes mencionados, corre al hospital inmediatamente. Así, evitaremos correr peligros que podrían acabar con la vida de cualquier persona. Si quieres alertar a todos los padres de este peligro, comparte el artículo en tus redes sociales.
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