Zoe Lucas, de 67 años, ha vivido en la Isla Sable, Canadá, desde 1971 es decir, durante 40 años. La isla sólo tiene 41 kilómetros de largo y el único ser humano que vive allí es ella. El resto son 400 caballos, 300 mil focas y 350 especies distintas de pájaros. Puede sonar solitario pero Zoe llegó a los 21 años a la isla, y no se arrepiente.
Según reporta Daily Mail, Zoe es admirada por su trabajo como naturalista, y la mujer se ha adaptado perfectamente a la vida en la isla y nunca se siente sola. Entre sus pertenencias básicas de supervivencia están un bloc de notas y binoculares.
Parece la vida ideal para un misántropo. “Insistí tanto, tanto, lo único que quería era venir. Originalmente vine por los caballos,” cuenta Zoe.
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Ocasionalmente se encuentra con cosas extrañas, como una vez en que encontró una pierna prostética a las orillas de la playa. Entre las muchas contribuciones de Zoe, estñan los cráneos de caballos que han podido ser estudiados por científicos.
Sólo es posible acceder a la isla por bote o helicóptero, por lo que Zoe realmente está completamente sola. Se cree que los animales habrían llegado a la isla en el siglo XVIII para ayudar con la agricultura del lugar, pero nunca nadie se hizo cargo de ellos.
Unos de los mayores peligros de la isla, sin embargo, es que está cubierta en niebla durante 125 días del año por lo que es casi imposible zarpar. De hecho, se estima que hay alrededor de 300 barcos encallados, ganándose el nombre de “cementerio del Atlántico”. El accidente más reciente habría sido en 1981.
Pero Zoe asegura que el ambiente hostil en el que ha tenido que vivir no la detiene. Vive en una casa en uno de los extremos de la isla y recibe comida por helicóptero una vez a la semana para poder sobrevivir.
Además la isla fue nombrada parque nacional el 2013, y los trabajadores que viajan algunas veces al año a la isla dicen respetar mucho a Zoe por su compromiso con la vida natural. “Zoe es una persona muy privada pero no es sorprendente ya que vive aquí sola,” contó Greg Stroud, manager de visitas.
Pareciera que no hay tiempo para pensar en la soledad con tanto que hacer.