Puede ocurrir en cualquier momento y de la forma más simple… Por ejemplo, al caminar, puede producirse mal paso. ¡Una pisada en falso y experimentamos un ligero dolor!
Al inicio, es apenas una molestia. Sin embargo, a medida que pasan las horas… ¡el dolor se hace más intenso!
Una historia tan simple como ésta, con frecuencia es el inicio de una condición que si bien no es grave… sí es tremendamente molesta pues causa un dolor que, incluso, puede obligar a la víctima a recurrir a la cirugía como una solución desesperada a su recién adquirido padecimiento de los pies.
El ligamento muscular o tejido conectivo de la planta del pie -desde los cinco huesos del metatarso (ubicados en la parte delantera del pie) hasta el hueso correspondiente al talón- cuando se distiende, es motivo más que suficiente para que cada paso y cada pisada se convierta en una tortura.
El caminar normal no afecta la fascia (la membrana fibrosa que envuelve los músculos y ligamentos) del pie… Pero un movimiento forzado o excesivo puede hacer que ésta se distienda demasiado, dañe el llamado talón de Aquiles y termine inflamándose.
Precisamente, cuando se produce la fascitis plantar (o inflamación de los ligamentos del pie) cada paso que damos puede hacernos la vida realmente miserable. ¡El dolor que produce es muy intenso!
Preste atención ante la primera manifestación de dolor
Lo peor que tiene esta lesión en la planta del pie es que quienes la sufren, por lo general, no le prestan la debida atención pues creen que se trata de un esguince o tercedura que pronto pasará… De hecho, siguen caminando y tratan de esquivar el dolor adoptando posiciones inadecuadas para apoyar el pie. ¡Y al hacerlo, los daños que se producen son considerables!
Muchas personas ni siquiera se percatan del instante en que estiran o arquean demasiado el pie con algún movimiento violento; otras, sienten apenas una ligera sensación de estiramiento a lo largo del arco del pie… o un ligero dolor. Pero en todos los casos, una vez que ha pasado esta primera fase, el dolor arrecia y quienes lo han sufrido, coinciden en que hay un punto específico en la planta del pie (ubicado en la parte interna del talón, donde comienza el arco) allí donde el dolor es más fuerte, y a partir de ese punto… parece irradiar y extenderse por toda la zona.
Por asombroso que parezca, los médicos y especialistas ortopédicos opinan que a pesar de sus dolorosos síntomas, la mayor parte de las personas que padecen de fascitis plantar tardan semanas -y hasta meses- en acudir al médico, lo cual empeora la situación.
Síntomas característicos de la fascitis plantar
Uno de los síntomas que distingue la fascitis plantar es que sus víctimas sufren, invariablemente, un intenso dolor cuando a las primeras horas del día se levantan de la cama… Luego, el dolor va disminuyendo con el transcurso del día.
Según los especialistas, esto se debe a que por la mañana, tras el reposo de toda la noche con el pie relajado, los ligamentos de la planta del pie amanecen en frío y, posteriormente, cuando la persona empieza a caminar y ejercita los músculos… los ligamentos se estimulan y el dolor disminuye.
No obstante, cuando los pacientes sufren de fascitis plantar durante varias semanas y a pesar de ello, prosiguen su ritmo habitual de actividades, haciendo caso omiso del pie lesionado, ¡el dolor se hace crónico y mientras más demoran en atender la lesión, más difícil y larga será la curación de la misma!
Tratamiento para la fascitis plantar
Si el especialista confirma que usted padece de fascitis plantar, existen básicamente cuatro alternativas que el ortopédico le podría recomendar en su caso:
Masajes en diferentes puntos de los pies los cuales se consideran verdaderos remedios caseros para la fascitis plantar que ayudan a aliviar el dolor.
Inyecciones antiinflamatorias de cortisona, aplicadas directamente sobre el área lesionada.
Terapia física (la cual incluye, principalmente, fricciones, masajes, aplicación de compresas frías y ejercicios).
Tratamientos con ultrasonido, el cual se aplica directamente sobre la fascia plantar para ayudar a aliviar y sanar la lesión.
También, los especialistas suelen recomendar unas plantillas ortopédicas -a la medida exacta de sus pies- las cuales logran muy buenos resultados en la mayoría de los casos.
No obstante, si con estos tratamientos usted no halla alivio o cura a la fascitis plantar, existe una última alternativa médica: La cirugía de la fascia plantar… una operación quirúrgica que se realiza con anestesia local, en la consulta externa.
Sin embargo, este debe ser un último recurso pues como cirugía al fin, no está exenta del riesgo de una infección… Además -aunque sólo ocurre en un 15% de los casos- podría producirse un posterior endurecimiento del tejido operado, con una recurrencia del dolor.
El tiempo y la paciencia serán sus mejores aliados para liberarse del dolor de la fascitis plantar. Un precepto filosófico lo ha afirmado: Hombre, conócete a ti mismo… ¡Y esa es la máxima que mejor aplica para estos casos, pues si usted conoce su cuerpo y sus limitaciones… evitará que un accidente o un mal paso, arruine sus días!
Recomendaciones si sufre de fascitis plantar
Descanse o reduzca todo lo posible su ritmo habitual de actividades diarias.
No realice ejercicios físicos que requieran de un gran esfuerzo, mientras se mantenga el dolor en el pie. (Sólo la natación podría no perjudicar esta condición).
Consulte la posibilidad de administrar un medicamento antiinflamatorio que le ayude a reducir el dolor y la inflamación en la zona lesionada.
Aplique la tradicional bolsa de hielo en el lugar afectado… ¡No se aplique calor!
Aplique un masaje muy suave en el llamado tendón de Aquiles… De ese modo, los músculos se distienden y afectan menos los ligamentos dañados en la planta del pie.
Cómprese un calzado cómodo, con un soporte adecuado en el arco y en el talón o incluso puede adquirir zapatos de carreras, aun cuando no corra. Si le duelen los pies, éstos necesitan todo el apoyo de parte de usted. Por consiguiente, olvídese de los tenis de lona, los zuecos, los mocasines y las zapatillas. Lo mejor es que se ponga unos zapatos de carreras siempre que sea posible, es decir, en todo momento menos en la cama ni el baño. Estos le proporcionan acojinamiento, soporte para el arco y un tacón correcto, lo que reduce el estiramiento de las fascias de las plantas.
Si al cabo de una o dos semanas, usted no halla alivio a su padecimiento, ¡consulte inmediatamente con su médico o con un especialista!