Muchas personas sufren de miedo de enamorarse, ya que han amado y sufrido debido al amor.
Sin embargo, mientras unos se arriesgan y se vuelven a enamorar una y otra vez, para otros no es tan fácil volver a intentarlo y deciden quedarse solos por un tiempo prolongado, a veces sanando sus heridas y creciendo o en un estado de estancamiento afectivo.
Otras personas, por su lado, nunca se han enamorado y la simple idea les aterroriza. Estas últimas es posible que sufran un tipo de fobia social que no limita a las personas en sus interacciones sociales, sino específicamente en sus interacciones o vínculos amorosos. Este tipo de fobia ha sido catalogada como filofobia o miedo al amor.
Muchos reflejan su fobia “enamorándose” de personas con las que es prácticamente imposible establecer un vínculo real. Por ejemplo, con personas que se encuentran lejos o están felizmente casadas o pertenecen a religiones o credos con los que jamás se sentirían identificadas o lo intentan por presión social, estableciendo relaciones que desde el principio están destinadas al fracaso. 0 miran con lupa los defectos y errores de los demás para sacar la conclusión de que nadie es adecuado.
En fin, siempre encuentran la excusa perfecta para demostrarse una y otra vez que no nacieron para el amor y de esta manera desligarse de la responsabilidad propia de buscar ayuda, a pesar de la gran angustia que todo esto les genera.
Como toda fobia, la persona experimenta un miedo acusado y persistente que es excesivo e irracional, desencadenado por la presencia del objeto o situación específica, en este caso las relaciones amorosas. Ante esto tiene una respuesta de ansiedad o evitación.
En algunos casos extremos, experimentan reacciones fisiológicas tales como mareos, náuseas, taquicardia, temblores, sudoración, llanto, sensación de ahogo (disnea), síntomas de los ataques de pánico comunes en otro tipo de fobias.
Cuando se presentan estos síntomas el tratamiento debe ir acompañado de ansiolíticos (tranquilizantes menores) suministrados por un médico psiquiatra.
Entre las causas más comunes de las personas con filofobia tenemos: falta de atención y cariño en la infancia por parte de los padres o personas a cargo del niño, abuso físico, abuso emocional (por ejemplo, el niño sobreexigido o hiper-madurado que no disfruta su infancia por tener que hacerse cargo del adulto), abuso sexual, primera experiencia amorosa traumática en la adolescencia, entre otros.
Por lo anterior, las personas filofóbicas, aunque sí pueden socializar con familia y amistades, nunca intentan entablar relaciones con matiz romántico, y cuando observan que les atraen a alguien sencillamente huyen o empiezan a mostrar su peor faceta para desencantar.
Finalmente, podemos decirte que si te sientes familiarizada con lo expuesto, tienes la opción de buscar ayuda psicológica.
El tratamiento lo determinará el especialista al que consultes, pero suelen ser efectivas la desensibilización sistemática, mediante la cual adquieres herramientas para no evitar y aproximarte poco a poco a la situación fóbica, disminuyendo así la respuesta negativa; y la programación neuro-lingüística, con la que aprendes a reemplazar tus imágenes mentales por otras más adaptativas, adquiriendo mayor control sobre tus temores.