Se trata de un trastorno común en la mujer y, sin embargo, todavía son muchas las que los confunden con los quistes o incluso con los miomas.
Los más habituales son los pólipos endometriales, es decir, aquellos que se sitúan en el útero, mayoritariamente en el endometrio (membrana que recubre el interior del útero) y pueden aparecer de forma aislada o varios simultáneamente.
Se consideran tumores porque en realidad son crecimientos anormales de las células del tejido uterino aunque, por lo general, son benignos y no suponen un problema grave.
Al igual que pasa con los miomas, son más habituales durante la etapa fértil (hasta un 3% de las mujeres los sufren) y el riesgo de desarrollarlos aumenta a partir de los 30 años.
Pueden aparecer en la menopausia
Es cierto que si se diagnostican pólipos en esta etapa se estudian más en profundidad. Y es que tradicionalmente se ha creído que el sangrado en la menopausia era signo casi seguro de cáncer uterino.
Sin embargo, la experiencia de varias décadas tras estudiar a mujeres con sangrado anómalo, demuestra que la inmensa mayoría de las veces se deben a un funcionamiento temporal y circunstancial de los ovarios, a veces por pólipos endometriales y de forma mucho menos frecuente, a un cáncer de endometrio.
Se estima que menos del 1% de estos tumores llega a ser maligno por lo que en estos casos se recomienda mucha calma, fijarse bien en las señales que te envía el cuerpo y, sobre todo, no saltarte las revisiones ginecológicas o los controles que sugiera el médico
Cómo saber si se tiene más riesgo en sufrirlo
Existen una serie de factores que favorecen la existencia de pólipos:
La herencia genética. Si tu madre padeció pólipos el riesgo que tienes de desarrollarlos es mayor.
La obesidad. El sobrepeso aumenta la actividad de los estrógenos. Y se sabe que una alta función estro-génica favorece el desarrollo de pólipos endometriales.
Ciertos fármacos. Los tratamientos con tamoxifeno (se utiliza como complemento a la cirugía en casos de cáncer de mama) o el seguimiento de terapias hormonales sustitu-tivas mal compensadas durante la menopausia pueden provocar la aparición de estos tumores.
¿Cuáles síntomas pueden alertarte de ellos?
Normalmente los pólipos no manifiestan ningún síntoma, así que suelen diagnosticarse en una revisión ginecológica rutinaria mediante una ecografía vaginal. Pero en algunas ocasiones, el pólipo da la cara provocando…
Un habitual sangrado. Es el síntoma más característico de la presencia de pólipos.
Un habitual sangrado. Es el síntoma más característico de la presencia de pólipos.
Puede ser una hemorragia abundante durante la menstruación (hipermenorrea) o entre reglas (metrorragia) e incluso hemorragia tras mantener relaciones sexuales. Se cree que el 25% de los sangrados irregulares se deben a pólipos endometriales.
La dificultad para conseguir un embarazo. Suele ser otra de las consecuencias de la existencia de estos tumores benignos. Los pólipos pueden ser la causa de abortos espontáneos (infertilidad), impedir la implantación del embrión (esterilidad) o bien obstaculizar el paso de los espermatozoides hasta el óvulo, dependiendo del espacio que el pólipo ocupe dentro de la cavidad uterina.
Los pólipos pequeños no suelen impedir la fecundación (que el espermatozoide llegue hasta el óvulo), pero sí se sabe que aumentan las tasas de aborto. De hecho, mujeres con pólipos que no consiguen quedarse embarazadas lo logran enseguida tras su extirpación. Por eso los médicos suelen optar por esta medida de forma sistemática si no hay ninguna contraindicación anestésica o quirúrgica.
La operación es rápida y sencilla
No solo se recomienda extirparlos cuando no se consigue un embarazo. La realidad es que casi siempre se aconseja esta medida. Pero… ¿por qué si normalmente son benignos?
Curarse en salud. Ciertamente, la absoluta garantía de benignidad no puede asegurarse hasta que están biopsiados y analizados. Así pues, cuando la ecografía revela el diagnóstico de pólipo endometrial, el ginecólogo probablemente aconsejará realizar una histeroscopia para visualizar mejor el interior del útero y confirmar su existencia. A partir de ahí, propondrá su extracción.
Intervención a medida. En el caso de pólipos aislados y de pequeño tamaño, es posible la cirugía en la propia consulta sin anestesia, mientras que cuando son múltiples o de mayor tamaño, será más cómoda la extirpación bajo una sedación ligera.
No bajar la guardia. La mayoría de los pólipos son benignos pero es muy importante no descuidar las revisiones en la menopusia ya que en esta época no suelen dar señales como las reglas muy abundantes, con lo que podrían pasarse por alto y siempre conviene controlarlos.
También salen en el cuello también
Los pólipos endometriales son los más habituales pero también pueden ser cervicales.
Se trata de pequeñas formaciones de tejido membranoso frágil que asoman por el cuello uterino y que el ginecólogo podrá ver e incluso extraer durante una citología.
Tampoco dan síntomas sólo algún pequeño sangrado puntual con las relaciones sexuales, y suele ser un hallazgo casual durante la revisión ginecológica. También pueden dar alteraciones leves de la citología, pero al extirparlos, la citología se normaliza de nuevo.
Señal de algo más en estos casos es conveniente estudiar el interior del útero en busca de pólipos endometriales, ya que suelen coincidir en un 10% de los casos.