Onicofagia o comerse las uñas ¿Cómo evitarlo?

La onicofagia es ese hábito que tienen algunos niños de morderse las uñas, costumbre que generalmente aparece cumplir los tres años, cuya prolongación en el tiempo debe evitarse.
Por más que morderse las uñas parezca una anía común, esta puede acarrear consecuencias negativas en el desarrollo del niño sobre su salud bucal y autoestima.
¿Por qué ocurre?

Este hábito tiene un origen de tipo nervioso; puede que el niño sienta algún tipo de estrés, temor, o ansiedad generada por un momento difícil en el colegio o en el ámbito 1 familiar (bien sea una separación, la llegada de un hermanlto, o la muerte de un fami liar cercano). Algunos casos en los que esta manía se manifiesta, se deben a la imitación de la conducta de los padres, adultos que conservan a largo plazo este hábito netamente infantil.
Efectos perjudiciales
Generalmente, la onicofagia desaparece con la edad, pero es Importante lograr que el niño no persista con el hábito, ya que esto podría ocasionar (además de las inherentes heridas en los dedos) Infecciones bucales, afectar el desarrollo de los dientes, favorecer la aparición de verrugas, y generar problemas de autoestima por cuestiones estéticas.

Esta costumbre se puede detener, siempre y cuando se tomen medidas desde el primer momento en que se observe al niño en esta acción. Es fundamental no regañarlo, castigarlo o hacerlo sentir vergüenza por su ‘ comportamiento, lo mejor será explicarle las consecuencias del hábito, pero sin generarle alarma. Muchos padres optan por rociar las uñas con esmalte o productos de sabor desagradable, que a pesar de ser métodos efectivos, no quitan totalmente la costumbre.
La forma más eficaz de eliminar la onicofagia, es modificando el comportamiento de manera paulatina. Para lograrlo, se deben identificar los momentos en los que el niño se muerde las uñas, y proporcionarle algún objeto para que tenga las manos ocupadas, especialmente al atravesar estos momentos incómodos.
En caso de que al niño se le complique dejar el hábito a un lado, ayúdalo haciéndole recurrir a su cons-ciencia, para que él mismo trabaje sobre la conducta. Puedes colocarle tiras de colores en los dedos, que le permitan recordar el esfuerzo que está haciendo por controlar la manía, estas lo harán tomar una pausa, y podrá esforzarse en controlar sus impulsos.
Tomando en cuenta que la onicofagia tiene un origen nervioso, no está de más que el pequeño inicie alguna práctica deportiva que le ayude a canalizar de otra manera su energía.
En cualquier caso, si el problema continúa, lo mejor será acudir a un psicólogo, ya que puede que oculte algún trastorno emocional, que deba ser tratado por un especialista.


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