“Lo siento, pero tú no eres mi felicidad. No, no lo eres y
por eso me libero. Me niego a poner mi vida emocional en tus manos. Si tú
fueras mi felicidad, tu ausencia sería mi acabose y viviría en el filo de la
navaja. No quiero intentar “adueñarme” de ti, no va conmigo, no me interesa.
Mi bienestar y mi autorrealización dependen básicamente de
mí, lo demás contribuye, pero el proceso interior que va configurando mi ser no
vendrá de afuera, no será prestado. No es cuestión de estética. No solo quiero
mejorar, quiero hacerlo con la inspiración del artista, como una obra de la
cual me sienta satisfecha.
¡Qué pesado es hacerse cargo de la dicha de otro! ¡Qué tarea
tan difícil, por no decir imposible! Prefiero respirar por mí misma, andar sin
muletas y ser como soy. No quiero pertenecerte, ni que tú me pertenezcas.
Andemos juntos, si nos apetece, pero no seamos “el uno para el otro”, por
favor.
El bienestar psicológico o el intento de ser feliz requiere
de un compromiso personal e intransferible.
No es algo que nos regalen, se
compre o se posea por decreto: es intransferible.
Y como yo no estoy en venta, y espero que tú tampoco lo
estés, tenemos la oportunidad de ser libres. Tú no defines mi existencia ni yo
la tuya, de ser así, no podríamos vivir el uno sin el otro.
Tú no eres mi felicidad, afortunadamente, ni yo soy tu ama y
señora. La mejor relación que podemos tener es no pertenecernos. El que no
posee al otro lo respeta, y eso es belleza, ternura y desapego”.
Texto adaptado de Walter Riso La mejor relación que podemos
tener es la de no pertenecernos. Esto es ser y existir. Quiero encontrarme
contigo, pero en otro punto emocional. No quiero que seamos el uno para el otro,
ni el amor de nuestra vida.
No quiero necesitarte, quiero preferirte. No quiero amarte
ciegamente, no quiero cerrar mis ojos. Quiero abrirlos y ver a dos seres
completos, diferentes y no dependientes entregando su pasión, viviendo momentos
y colaborando en la vida.
Convertirnos en seres
completos
Cuando me convierto en un ser completo, que no necesita de
otro para sobrevivir, seguramente voy a encontrar a alguien completo con quien
compartir lo que tengo y lo que él tiene. Ese es, de hecho, el sentido de la
pareja. No la salvación, sino el encuentro. O, mejor dicho, los encuentros. Yo
contigo. Tú conmigo. Yo conmigo. Tú contigo. Nosotros, con el mundo.
Jorge Bucay