Inestabilidad emocional: pasar del llanto a la risa

Ayer te encantaba la poesía y hoy la detestas. El año pasado te sentías motivado por el ejercicio y apenas comenzó el 2016 y ya has dejado de ir al gimnasio. Te ríes en situaciones incorrectas o lloras sin entender el motivo. Quizás esas sean algunas señales que te indican que atraviesas por una “inestabilidad emocional”.
Si pasas del llanto a la risa, de la pasión a la indiferencia y del amor al odio en un abrir y cerrar de ojos tal vez necesitas comprender un poco mejor tus sentimientos y sensaciones y encontrar el sano equilibrio entre ellos.

Inestabilidad emocional: los típicos altibajos

Es cierto que no todos los días podemos sentirnos de la misma manera y que afortunadamente contamos con diversos mecanismos para expresar lo que nos sucede. Pero el problema reside en la magnitud de la variación de nuestros estados emocionales, cuando son bruscos y sin un motivo aparente.
Los altos y los bajos en nuestro estado de ánimo sin una razón y con más intensidad de la que deseamos pueden ser perjudiciales para nuestra salud mental y para la relación con los demás. Vivir en una permanente “montaña rusa de emociones” no nos permite conservar los afectos ni tampoco entender lo que nos sucede. Si en un mismo día atraviesas por etapas de emoción, depresión, euforia, llanto, energía, miedo, felicidad y congoja… puede que estés padeciendo inestabilidad emocional.

Emociones vs ánimo

Para poder comprender mejor sobre la inestabilidad o desequilibrio emocional primero tendríamos que saber diferenciar entre emociones y estados de ánimo.

Las emociones son intensas y variables y aparecen como una reacción a un estímulo, ya sea externo, como un atasco cuando tenemos prisa, o interno, un recuerdo. Es decir, que sin una determinada situación no pueden desarrollarse. Un atasco en el tráfico provoca enfado, una carta de amor causa felicidad y una pérdida trae tristeza.
Por el contrario, el estado de ánimo suele ser más estable en el tiempo. Puede mantenerse estable incluso durante semanas ya que es más profundo y puede estar determinado por diversos factores, del estilo de vida al sistema nervioso.
Cuando una persona es emocionalmente inestable su ánimo varia con frecuencia. Este problema puede estar condicionado por una circunstancia concreta -como el cansancio, la baja autoestima o la falta de metas- pero también puede deberse a una causa que no sabemos cómo explicar. De una forma u de otra, si nuestro estado de ánimo es negativo necesita de nuestra intervención.

¿Cómo sé si sufro de inestabilidad emocional?

Vale la pena ponerse a pensar y analizar de qué manera te sientes a lo largo del día. Es normal que empieces la mañana con energía y buen humor y al llegar la tarde estés con poca “batería” e irritable. Pero estamos hablando de algo diferente. ¿A lo largo de la jornada experimentas muchos bajones o cambios anímicos pero no puedes comprender las razones de ese cambio tan grande?
Si no tienes motivos para tus diversos estados de ánimo o si te cuesta darte cuenta de tus altibajos es probable que la inestabilidad emocional se esté instaurando en tu personalidad.
Los síntomas de este síndrome se basan en 6 estados diferentes: euforia, tristeza, inconstancia, poca tolerancia a la frustración, inseguridad y dificultad para separar dejar los problemas en el ámbito al que pertenecen (trabajo, familia, amistad, etc). Un ejemplo de este último es trasladar los problemas laborales a casa o viceversa.

¿Por qué puede producirse la inestabilidad emocional?

Los factores que determinan este trastorno son variables, sin embargo entre los más habituales podemos destacar los cambios en el metabolismo y el biorritmo, los problemas de concentración y de sueño y también el consumo de ciertas sustancias nocivas.
Ahora bien, en la gran mayoría de los casos el estrés y llevar un estilo de vida desequilibrado provoca todo tipo de inestabilidades,incluyendo la emocional, claro está. Las hormonas encargadas de equilibrar nuestras emociones, como la serotonina, no se encuentran en los niveles adecuados y causan estragos.
Por esta razón no es extraño que la inestabilidad emocional sea más frecuente en las mujeres que en los hombres. ¿Por qué? Porque las variaciones hormonales femeninas son superiores a las masculinas.
No se trata de sexismos ni de tildarlas de desequilibradas sino de comprender que aquello que sucede en nuestro interior repercute en cómo respondemos ante cada situación. ¡O incluso cómo reaccionamos sin tener un estímulo previo!

Las consecuencias de la inestabilidad emocional

Pasar del llanto a la risa puede parecer una fortaleza para sobreponerse a los problemas y salir airoso de cualquier situación. Aunque en realidad la inestabilidad emocional es una carga muy pesada al no poder encontrar una estabilidad sobre la que asentar proyectos.
Abandonar una carrera, romper una relación de pareja o no aceptar un cambio en el trabajo provoca frustración y tristeza. La reacción exagerada a las palabras y acciones ajenas, así como también el hecho de no saber cómo comportarse ante determinadas situaciones puede llevar a cortar lazos con personas cercanas.
Todo ello afecta el autoestima, intensifica los cambios de humor y lleva a la formación de un círculo vicioso del cual es difícil salir.Por ello es preciso prestar atención a esos altibajos en el estado de ánimo. Quizás estés atravesando por un momento difícil y necesites hablarlo con alguien o al menos contigo mismo.

Fuente: La Mente es Maravillosa

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