“Que hable ahora o que calle para siempre” solemos escuchar en las películas.Es la parte en la que el héroe decide aparecer y detener al amor de su vida de casarse con el villano, que ha sabido engañar a todos para llevar la ceremonia a cabo. De hecho, es probablemente el momento más tenso de cualquier boda en la realidad.
¿Aparecerá alguien? ¿Éste es el momento en que todo acaba? ¿Alguien se acordó de traer el arroz? Son infinitas las preguntas que recorren las mentes de todos los presentes.
Es por lo mismo que cuando fue interrumpida la boda de Mark Whiteley, de 50 años, y Joanne Green, de 49, todos vieron con terror cómo sus más grandes temores se volvían realidad.
Pero todo era un acto que la pareja de Rawtenstall, Lancashire, Inglaterra, había coordinado de forma minuciosa.
La pareja ya se había casado en secreto durante sus vacaciones en Tennessee, Estados Unidos, así que decidieron montar una boda falsa para todos sus familiares.
De hecho, el ministro que los estaba casando y el padrino de la boda eran actores de la compañía de teatro de Mark, junto con otra actriz que tenía como labor interrumpir la boda diciendo que Mark ya estaba casado.
Entonces la pareja sorprendió a todos con las imágenes de la boda real.
“No queríamos hacer algo distinto, pero una vez que plantamos esa semilla teníamos la receta para un día increíble (y terrible). Apostamos a que funcionaría, sólo queríamos agregar un poco de drama. Estábamos preocupados de que la gente se molestara porque nos casamos a escondidas y ni siquiera le habíamos dicho a nuestros hijos”.