Varias décadas de vida en común son un bonito recuerdo, pero cuando uno de los cónyugues fallece pueden convertirse en algo doloroso de revivir.
A los sentimientos se añaden los cambios en la vida cotidiana: vivir solos posiblemente por primera vez, cocinar para uno, quedarse sin compañía…
La popular frase “morir de pena” es más cierta de lo que se piensa: está demostrada científicamente. Un estudio publicado en “The New England Journal of Medicine” revela que la pena por la muerte del cónyuge perjudica la salud del otro miembro hasta el punto de acelerar el fallecimiento.
La pena y el decaimiento generan una bajada de defensas que deja al organismo desprotegido ante las enfermedades. Los 30 primeros días posteriores al fallecimiento son los más peligrosos. El estudio también muestra que el fallecimiento de la pareja aumenta el riesgo de muerte en un 21 % en los hombres y en un 17% en las mujeres.
Entonces ¿Qué se puede hacer?
Cuidarse Resulta muy fácil pasarse el día en la cama o deambular en bata, pero si quiere sentirse mejor empiece por cuidar su aspecto. Cualquier detalle sirve. Por ejemplo, en casa, el simple hecho de darse un baño aromático y cambiarse de ropa le permitirá ver las cosas de otro modo. Cuidarse también implica hacer ejercicio, aunque sea solo un paseo, y llevar una dieta equilibrada.
El apoyo de la familia A muchas personas mayores la viudedad les sobreviene una vez que todos los hijos se han emancipado. Sentir que cuentan con el apoyo permanente e incondicional de la familia, mediante visitas y llamadas de teléfono, es un recurso decisivo en la superación de su dolor y soledad.
No se aisle socialmente Para las personas mayores viudas, contar con unas cuantas amistades constituye un recurso de gran valía cuando se trata de superar el duelo y reorganizar sus vidas. Los vecinos también pueden ser una importante red de apoyo, además de cumplir una función de vigilancia y alerta. Resulta muy útil a la larga no abandonar las actividades que solían hacerse antes de enviudar y salir de casa un rato al día, aunque sea simplemente a comprar.
Mantengase ocupado Recordar está bien, pero también es recomendable dar un descanso a la mente Realizar alguna actividad le ayudará a distraerse y a animarse realizando otras actividades.
Pinte una habitación, cambie los muebles de sitio o apúntese a un curso de cocina o a un club de lectura en una biblioteca de su localidad. El cuidado diario de plantas y animales también puede ayudarle.
No se castgue No reprima sus sentimientos. Guardarse el dolor prolongará su pena y puede incluso perjudicar su salud. Existen asociaciones de viudas y grupos de duelo que pueden ayudarle. Podrá compartir su pena y se sentirá comprendida.
El poder de la fe Las religiones permiten asimilar con resignación la muerte de la pareja. Las oraciones o las relaciones sociales en este ámbito pueden ser un gran apoyo.