Sientes hormigueo o comezón en los labios. Te miras en el espejo y no detectas nada visible. A los pocos días no soportas más la picazón y descubres que tienes herpes oral.
Este virus, de tan fácil contagio y complicada erradicación, puede evitarse. No obstante, una vez que llega a tu organismo solo queda tratarlo y no dejar que se desarrolle. Entérate de más en este artículo.
Un sistema inmune sano es la clave
El herpes está producido por un virus que se contagia de dos maneras:
- De boca en boca (al besar)
- Por compartir objetos (toallas, cepillos de dientes, vasos…)
Cuando se ha adquirido el virus no desaparece más del cuerpo. Pero no te preocupes. Puedes permanecer latente para siempre y no volver a molestarte. Para ello, tu sistema inmune debe ser fuerte.
Si te has contagiado el herpes es probable que en el momento del contacto con la persona infectada tus defensas no estuvieran del todo altas. El virus aprovecha ese momento para ingresar y alojarse en el organismo.
Entonces, si no quieres volver a padecer un episodio de herpes oral (que puede ser muy molesto y vergonzoso) es necesario que empieces a cuidar mejor tu sistema inmunológico. ¿Cómo? Con una dieta adecuada y haciendo ejercicio.
Otros factores desencadenantes del herpes son:
- El estrés
- La exposición al sol
- La falta de sueño