Alrededor de 30 millones de personas están contagiadas con el virus de inmunodeficiencia humana o (VIH/Sida) en el mundo, una cifra alarmante y que cada día aumenta más, en especial entre la población joven.
Inicialmente, una vez que se presenta la infección, los pacientes pueden tener un estilo de vida normal mientras se encuentren la etapa VIH positivo, pero con el paso del tiempo, su sistema inmunitario se puede deteriorar de una manera considerable, abriéndole paso a la fase grave denominada SIDA.
Etapas de la enfermedad
El síndrome de inmunodeficiencia humana (Sida) pasa por dos etapas antes de su desarrollo irrevocable, fases en las cuales se aprecian una serie de diferencias.
■ Fase inicial. Inmediata al contagio, la cantidad de virus que se ha transmitido al organismo es suficiente para lograr la infección. La capacidad para producir daño dependerá de la reacción de cada personal. El virus se disemina en el tejido linfoide y ganglios linfátios y hast que no hayan pasado 90 días después del posible contagio, los resultados no pueden considerarse fiables.
■ Fase crónica. La duración de esta etapa es variable, puede estimarse en años, y está caracterizada por la multiplicación del virus; durante este tiempo, el paciente podría no presentar ningún tipo de síntomas.
■ Fase final. Se trata de la multiplicación del virus VIH, conjuntamente con la aparición de infecciones graves.
Síntomas
Las primeras manifestaciones del VIH pueden hacer que la persona tenga una confusión y las pasen por alto, ya que los síntomas iniciales son muy similares a los del resfriado común, y aparecerán luego de un tiempo establecido entre las tres y seis semanas posteriores al momento del contagio. Entre los más comunes pueden mencionarse los siguientes:
■ Dolor de cabeza.
■ Fiebre.
■ Sudores fríos.
■ Dolor de garganta.
■ Escalofríos.
■ Diarrea.
■ Erupciones múltiples de diferentes tipos.
■ Úlceras bucales.
■ Ganglios linfáticos notablemente inflamados.
■ Fiebre.
■ Sudores fríos.
■ Dolor de garganta.
■ Escalofríos.
■ Diarrea.
■ Erupciones múltiples de diferentes tipos.
■ Úlceras bucales.
■ Ganglios linfáticos notablemente inflamados.
Nota: Lo más recomendable para asegurarse de la existencia de VIH/Sida es someterse a un análisis de sangre, que será la prueba más fiable y certera.
Mal asintomático
En muchos pacientes, puede que no se presente ningún tipo de síntomas al momento que se les diagnostica el VIH. Esta infección progresa durante semanas, meses e incluso hasta 10 años, permaneciendo totalmente asinto-mática; sin embargo, esto no significa que el virus no sea transmitido de una persona a otra. De no recibir el tratamiento pertinente a tiempo, las posibilidades de llegar a la etapa de Sida se incrementarán con el paso del tiempo.
Ausencia prolongada
Existen ciertas personas con la infección del VIH que pueden desarrollar muy lentamente el Sida y en otras podrían nunca aparecer, a estos individuos se les llaman pacientes sin progresión de enfermedad, y pueden ser dueños de genes que impiden que el virus cause daños significativos a su sistema inmune.
Posibles complicaciones
Al llegar a la etapa del sida, las personas ya son poseedoras de un sistema inmunitario dañado por el VIH, y son muy susceptibles a contraer cualquier tipo de infección; estas son denominadas infecciones oportunistas, y complican de manera irreversible el funcionamiento del sistema inmunitario, que ya se veía afectado por el virus.
Recomendaciones
La principal vía de contagio del VIH/Sida es a través del intercambio de fluidos y líquidos corporales que se fomenta durante la relación sexual, por esto es tan importante hacer uso de preservativos cuando no se tiene una pareja estable con la que se viva una intimidad monógama y sana. Muchos de los pacientes contagiados con el virus restaron importancia a los primeros síntomas, un cuadro pseudo gripal de entre dos y cinco semanas de duración, que no fue atendido.
A pesar de que este padecimiento logre pasar desapercibido por cerca de ocho a 10 años, el riesgo de seguir transmitiendo el virus de persona a persona persiste. Para evitar la evolución del virus y el debilitamiento grave del sistema inmune, debe seguirse un tratamiento antirretroviral lo más temprano posible.
