Terapia hormonal sustitutiva o THS ¿Beneficioso o no?

Al llegar a la menopausia, muchas mujeres comienzan a evaluar la posibilidad de iniciar la terapia hormonal sustitutiva o  TSH.  Sin embargo, su uso resulta controvertida.
No se puede decir que la terapia hormonal sustitutiva sea perjudicial para todas las mujeres, pero tampoco que resulta adecuada para todas ellas.
Algunos médicos han convencido a las mujeres menopáusicas de que padecen poco menos que una «enfermedad crónica» y las han presionado para que inicien el tratamiento con los conocidos parches de hormonas. En cambio, otras mujeres han seguido la dirección drásticamente opuesta, persuadidas de que algunos médicos y la industria farmacéutica, solo buscan obtener un rendimiento económico, aunque ello pueda acarrear un perjuicio para sus cuerpos.

Tal vez la respuesta esté en el punto medio, aunque ni los especialistas de más renombre sepan dónde se encuentra éste. Por otro lado, la investigación realizada hasta el momento es contradictoria, pues la industria farmacéutica sigue basándose en la fórmula riesgo/beneficio. Los estrógenos se empezaron a dar a las mujeres menopáusicas en la década de 1950, cuando se pensaba que eran una pócima femenina de juventud.
Luego se vio claro que ese tratamiento aumentaba diez veces el riesgo de padecer cáncer de útero. La TSH perdió popularidad, pero entonces los estudios empezaron a relacionar la TSH con una mucho menor incidencia de fractura por osteoporosis y demostraron su efecto protector contra la pérdida de masa ósea. Otros estudios parecían mostrar que los estrógenos más progestágenos ayudaban a proteger realmente contra el cáncer de útero. Y una investigación posterior demostró que los estrógenos disminuían el riesgo de enfermedad cardíaca.
¿Beneficios o perjuicios para tu salud?
Las mujeres que siguen tratamiento con terapia hormonal sustitutiva tienen ciertamente menor riesgo de enfermedad cardíaca, que es la causa más importante de muerte en mujeres entre los 45 y los 55 años, y que incide especialmente después de la menopausia. La TSH disminuye ese riesgo de un 33 a 50 %.

Pero no está claro exactamente qué más ocurre en el cuerpo femenino. La investigación sobre los efectos del estrógeno en el cerebro también es muy atractiva. Se ha demostrado que estimula la función química de las neuronas y activa su metabolismo. Recientemente, algunos estudios parecen demostrar que los estrógenos tienen la capacidad de estimular el crecimiento de las neuronas en el cerebro adulto, aunque todavía resulta aventurado pensar que la TSH puede ser un tratamiento para recuperar la memoria o que puede ser útil en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer. Los estrógenos también mejoran la elasticidad de la piel y previenen la sequedad de la vagina, los sofocos, la disminución de la libido y la depresión.
Con tantos efectos positivos, ¿por qué nos preocupan los estrógenos?
Por un motivo: también se sabe que la TSH presenta efectos secundarios potencialmente graves, desde hemorragias vaginales hasta procesos tromboembólicos. La TSH aumenta significativamente el riesgo de padecer diabetes, tumores del hígado, endometriosis y cáncer de mama.
Muchos estudios apuntan a un incremento en el riesgo de padecer cáncer del 1 al 30 %. Y si se añaden progestágenos al tratamiento, para mitigar el riesgo de cáncer, se reducen significativamente los efectos beneficiosos sobre el corazón.
Pero hay otras cosas que es preciso añadir en el lado negativo del asunto. La TSH añade una carga a la nutrición, porque aumenta nuestras necesidades de complejo vitamínico B y de algunos minerales. También puede causar calambres uterinos, dolor de cabeza y de mamas, reglas pesadas y aumento de peso.
Recordemos que hay alternativas naturales para tratar los síntomas asociados a la menopausia. Como, por ejemplo, la acupuntura y las plantas medicinales, pues hay formas naturales de estrógenos preferibles a los sintéticos.
Ventajas del uso de la terapia hormonal sustitutiva
Probablemente el uso de la THS ofrezca más trastornos que ventajas. Echemos un vistazo a su radio de acción.
Sofocos y sudores: al parecer no siempre se controlan los sofocos con la THS. La administración de las dosis está relacionada con la respuesta individual, aunque se supone que las dosis bajas de estrógenos reducen los sofocos. Si en el lapso de seis meses aproximadamente no se nota una respuesta al estímulo de los estrógenos, generalmente se aumenta la dosis (y los efectos secundarios).
Osteoporosis: una de las acciones salvadoras que se supone que tiene la THS se refiere a la descalcificación ósea. Incluso se suele recomendar «por si acaso», es decir, con la finalidad de prevenir una deficiencia que para el naturismo se puede corregir en la mayoría de los casos con sencillos hábitos de higiene: alimentación adecuada, ejercicio físico, baños de sol, dejar de fumar… Es cierto que los estudios realizados demuestran que la THS aumenta la densidad ósea, es decir, que se trata de un recurso eficaz para hacer frente a la osteoporosis.
Pero lo que también es cierto es que para lograr esa efectividad hay que tomar sustitutos de estrógenos durante muchos años, tal vez el resto de la vida. ¿Por qué? Porque el tratamiento de unos pocos años sólo tiene un efecto mínimo en el riesgo total. Y tomar estrógenos durante muchos años implica permanecer todo ese tiempo con la amenaza de sufrir los efectos secundarios que entraña la THS.
Riesgo cardiovascular: otro de los grandes «ganchos» que tiene la THS es que reduce el riesgo de padecer trastornos cardiovasculares. Sin embargo en 1985 se publicaron en el New England Journal of Medicine los resultados de un estudio a largo plazo, en el cual el riesgo de problemas cardiovasculares aumentaba con la toma de THS.
Los efectos secundarios de la THS
Entre los más frecuentes se hallan: aumento de la presión arterial, problemas cutáneos, calambres abdominales, pérdida de cabello, aumento de peso, retención de líquidos, dolor de cabeza, náuseas, tromboflebitis, hemorragias, cambios de humor, depresión, cáncer de útero, mastalgias y cáncer de mama. Analicemos algunos de ellos.
Antes de hablar de las contraindicaciones, recordaremos brevemente cuáles son los componentes de la THS, ya que los mencionaremos a menudo. Por un lado tenemos los estrógenos, sustancias que muchas veces se califican de naturales porque han sido extraídas de un reino natural (animal): orina de yeguas preñadas u ovarios de cerdas.
Por otro lado, tenemos los proges-tágenos, unas hormonas sintéticas de acción semejante a la pro-gesterona natural, y según el tipo que se emplee puede tener efectos colaterales masculinos o femeninos (por ejemplo, algunos pueden producir un exceso de vellosidad). Cuando los estrógenos se utilizan solos, el tratamiento que se emplea se llama estrogénico sin oposición; cuando se utiliza en combinación con progestágenos, se denomina THS combinado o antagónico. Ahora sí: pasemos a conocer los efectos secundarios.
Hipertensión arterial El aumento de la presión arterial está claramente relacionado con el empleo de la THS.
Problemas cutáneos Algunos tipos de progestágenos androgénicos pueden ocasionar acné y exceso de grasa en la piel. Otros, candidiasis.
Aumento de peso Con la toma de progestágenos sucede con frecuencia que los movimientos peristálticos (las contracciones del intestino) se enlentecen, y se produce a la vez retención de líquidos y problemas en la vesícula biliar. En consecuencia, los alimentos tardan mucho en procesarse, permanecen demasiado tiempo en los intestinos y generan flatulencias, distensión abdominal y estreñimiento. El aumento de peso está asegurado.
Dolor de cabeza Hay mujeres que, al ser tratadas con progestágenos, son susceptibles de padecer dolores de cabeza intermitentes.
Tromboflebitis El seguimiento de la THS favorece la formación de coágulos en el interior de los vasos sanguíneos que impide que la sangre circule fluidamente por ellos. Los coágulos se forman en las venas y dando lugar a un tromboembolismo venoso, es decir, trombosis venosa profunda, o un embolismo pulmonar, con el riesgo de que el trombo o coágulo se desprenda y viaje por los vasos provocando episodios de isquemia (falta de sangre) en órganos vitales (cerebro, ríñones, corazón, etcétera). Este factor de riesgo es más relevante en mujeres que tienen trastornos de la coagulación u otros factores como obesidad, tabaquismo, hipertensión o anomalías hereditarias de la coagulación.
Hemorragias En el tratamiento estrogénico sin oposición (es decir, sin combinar con progestágenos) es factible que se produzcan hemorragias intensas que pueden ser regulares o irregulares. Esto puede ser un indicador de alguna alteración patológica como pólipos, fibromio-mas o cáncer de endometrio. Las hemorragias de supresión que suelen aparecer en un tratamiento de THS (sea combinada o sin oposición) también deben ser vigiladas, ya que pueden indicar alteraciones en el endometrio que quizás deriven en cáncer.
Cáncer de útero Al parecer, el riesgo de padecer un cáncer de útero en las mujeres que utilizan estrógenos es hasta siete veces mayor que en
las que no lo toman. La razón estriba en que, puesto que los estrógenos hacen que la pared uterina se engrosé, si se toman solos (es decir, sin combinarse con progestágenos, que equilibran sus efectos), este engrasamiento puede continuar aumentando la posibilidad de formación de tumores en el útero. Pero el problema no acaba ahí, porque este aumento de crecimiento celular en el útero no cesa cuando se ha dejado la THS, sino que es necesario seguir con la toma de progestágenos durante los dos años subsiguientes para cuidar el revestimiento del útero y minimizar ese riesgo.
Mastalgia Suele ser frecuente que las mujeres tratadas con THS sientan intensos dolores en los pechos que pueden hacer que deseen abandonar la terapia. Generalmente la molestia aparece en los primeros meses de tratamiento con estrógenos combinados con progestágenos. Lo que aconseja la medicina convencional es la suspensión de la THS hasta que remitan los síntomas, para reini-ciar luego el tratamiento primero con progestágenos (que no inciden en el dolor) e introducir a continuación los estrógenos gradualmente. Lo que se busca es que el organismo de la mujer aprenda a «tolerar» el dolor que produce la mastalgia.
Cáncer de mama Las investigaciones al respecto indican que hay una incidencia negativa por parte de los estrógenos que afecta a las mamas. Pero existen divergencias en cuanto al nivel del riesgo. Hay autores que cifran este riesgo en un 60 %; para otros, la posibilidad de desarrollar un cáncer es relativamente pequeña. De todas maneras sí, hay coincidencia en que provoca una situación de riesgo.
Una excepción
Las mujeres jóvenes a las que se ha practicado una histerecto-mía (extracción quirúrgica del útero) o una ooforectomía
(extracción quirúrgica de los ovarios) experimentan una menopausia artificial inevitable. Se trata de un caso especial en el que hasta los detractores de la THS suelen apoyar el tratamiento.
Se entiende que es una circunstancia donde pueden darse a una edad temprana los síntomas y algunos riesgos que se corresponden con otra etapa de la vida.


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