Quiero morir: la eutanasia a debate


Es un título duro el que acabo de poner pero resume la trágica historia de un policía local de Palma, Miquel Campaner, que se quedó tetrapléjico en acto de servicio hace más de dos años.
Un coche lo atropelló cuando acudía a realizar una inspección de unos contenedores que estaban ardiendo.
Se ve que era una persona activa. Padre de familia con 3 hijos de 10, 12 y 14 años le gustaba esquiar y realizar todo tipo de actividades en familia.
Cuando la vida te asesta un golpe tan duro es muy difícil llegar a asimilar la nueva situación. Tuvieron que cambiar de lugar de residencia y se trasladaron a vivir a Toledo para recibir tratamiento especializado en el hospital. En poco tiempo la familia entera y él, en especial, se enfrentaron a una situación que les desbordó.
Los niños dejaron atrás sus amistades de toda la vida. Su mujer tuvo que dejar su profesión de abogada para luchar y sacar a todos para adelante.
A parte de todo estos dramáticos cambios la situación empeoró cuando Miquel tuvo que enfrentarse a dos transplantes de células madre en Alemania que costaron 38.000 euros que salieron de sus bolsillos (a parte del costo de los viajes y la estancia). Se sometió también a un tratamiento experimental en Santiago de Compostela que también tuvieron que costear de su bolsillo.
Además de todos estos costes para intentar mejorar su situación tuvieron que adaptar su nueva vivienda a las necesidades actuales. Tuvieron que instalar un ascensor en casa (86.000 euros), pagar el mantenimiento de dicho ascensor (400 euros trimestrales), poner rampas, etc.
Las ayudas que recibieron por parte de la administración fueron ridículas.
Personalmente y familiarmente es uno de los golpes más duros que te puede asestar la vida. También sabemos que el dinero (tristemente) es uno de los factores importantes de nuestra vida. Todas estas cosas y la pérdida sensorial y motora de su cuerpo han llevado a que Miquel esté decidido a acabar con su vida. Está en lista de espera para recibir la eutanasia en Suiza.

Mi opinión sobre la eutanasia

En primer lugar es muy fácil opinar desde fuera. Habría que ponerse en la piel de Miquel para poder evaluar una decisión de esta magnitud.
En mi vida he afrontado situaciones durísimas aunque, ni por asomo, tan dramáticas como las que vive Miquel. Sin embargo, hay un aspecto que es crucial para opinar sobre la eutanasia. Ese aspecto es la religión. Una persona creyente y católica opinará diferente, seguramente, a una persona atea.
La Iglesia Católica condena la eutanasia y defiende el derecho a la vida ante cualquier circunstancia. Una persona fiel a sus principios y con una creencia fuerte en Dios seguramente rechazará la postura de Miquel.Yo soy católico practicante y en consecuencia no comparto la decisión de Miquel. Sin embargo, no compartir su decisión no significa dejar las cosas tal y como están.
¿Acaso la persona no puede estar gravemente deprimida y su decisión es fruto de un cuadro depresivo grave? Lo normal en estos casos es que una depresión grave asome por la puerta y el paciente llegue a la conclusión firme de querer morir.
¿Se le hace a la persona un examen psicológico y psiquiátrico para evaluar su estado mental? ¿Se le han administrado antidepresivos?
Hemos hablado de dinero. Una situación tan trágica como esta es un pozo sin fondo económicamente hablando, lo cual no favorece en absoluto a la familia. ¿Por qué la Administración no apoya económicamente estos casos?
Repito: habría que estar en el pellejo de la persona para ver qué se nos pasa por la cabeza pero quiero fijarme en la cantidad de personas que hay en el mundo en situaciones físicas muy incapacitantes y han hecho de sus vidas un ejemplo de superación personal.
stephen hawking
¿Conocéis a Stephen Hawking? ¿Acaso su estado físico no es dramático? Por supuesto que él tiene dinero para hacer más fácil su día a día pero el dinero no tiene que ser uno de los factores que nos lleve a tomar la decisión tan trágica de querer morir.

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